La soberbia

Muralla que refleja el soberbio personaje, el escritor se pone a escribir y sus manos se adueñan del alter ego. La cabeza se enciende e hierve de ideas. Aparecen las musas, la inspiración y florece  un altivo poema. En todo caso eso cree, porque él es el dueño de la tinta,  poseído por ese  sentimiento poderoso, no duda en pedir  y exigir. Los otros lo llaman poeta, pero él se siente un genio de las palabras y los versos.
Y se eleva pidiendo que se le conceda el sol
Que se le otorgue el mar azul y las playas de arena blanca.
Que se le dé las estrellas y cometas
No duda en pedir la luna y  el perfume de las flores
Y mientras vuela elevándose, seguro de  que  lo que él escribe es un  Magnus Opus.
El Corazón explota y pierde toda la tinta.
Y cae de su mundo recibiendo luciérnagas de poco brillo
El mar no es para él, solo ve un charco de barro
donde se derrumba sin estrellas ni cometas,
donde la luna no es  cómplice
y sobre todo no hay aroma de flores.
Sólo está el absurdo poeta que se estrelló contra su espejo.

Poema (serie los siete pecados capitales La soberbia Marzo 2009 )

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